Amanda Saldivia.-
La décima segunda entrega de Forjadores de Progreso, iniciativa de Promasorca como parte de la celebración del 25 aniversario, está dedicada a distinguir a André Fourneau, inmigrante belga que llegó a esta población, luego de recorrer como turista Alemania, España, Martinica e Italia.
André nació el 9 de mayo de 1928 en Renaix. Allí recibió una educación formal que le permitió manejar cuatro idiomas, tener conocimientos de administración, de maquinaria pesada y además tocaba el piano, herencia musical de su madre Pauline. La decisión de emigrar la tomó posterior a la Segunda Guerra mundial y porque al parecer pretendía la familia que aceptara un matrimonio arreglado, como era costumbre en esa cultura.
André Fourneau llega a esta región guariqueña a la edad de 22 años. Cuentan que junto a un amigo italiano que buscaba a una familia asentada en la zona de Lezama. Ahí conoce a quien sería su amigo para toda la vida: el alemán Leonardo Badler.
André comenzó a trabajar en la finca del comandante González Aragort como maquinista y camionero, viajaba por todo el país con cargas de madera, actividad a la cual se dedicó por años. También laboró como jefe de talleres cuando comenzó la construcción de las torres eléctricas de alta tensión que atraviesan esta zona.
La amistad con su amigo Leonardo Badler se mantuvo siempre y este último cultivaba tabaco en Lezama, para posteriormente fundar en Altagracia la Tabacalera La Aromática y la tabacalera Guárico, donde André Fourneau fue clave por ser parte de la gerencia de esa exitosa empresa local que tantos empleos generó y que permitió que el nombre de Altagracia fuera referencia en el ámbito nacional e internacional.
Gerenciar la tabacalera aumentó su nivel de relaciones en Altagracia, era miembro del Club de Leones, integrante de la Cámara de Comercio, de la Casa Canaria y formaba parte del grupo de rescate Servicio de Operaciones y Salvamento SOS, lo que complementaba como la actividad como radioaficionado con permiso otorgado por el Ministerio de Transporte y Comunicaciones el 20 de junio de 1976.
Todo eso fue generando un cúmulo de acciones que lo llevó a emprender, junto a otros gracitanos, la fundación del Cuerpo de Bomberos en enero de 1978 y por su desempeño y capacidad fue designado como el primer comandante de esta institución, la cual hoy lleva su nombre como un tributo a su memoria y al aporte que hizo a esta tierra que asumió como suya, al punto de que nunca regresó a su Bélgica natal.
André Fourneau se distinguía por su jovialidad, por su elegancia y trato respetuoso, ese don de servir y hasta la manera pícara en que se presentaba. Tenía una frase que muchos recuerdan: “Muchacho de buena familia, pero de mala reputación”, tal vez en recordatorio a ese matrimonio arreglado que no aceptó.
Porque asumió a Venezuela como su patria y trabajó incansablemente por el bienestar colectivo, por haber gerenciado una empresa exitosa que generó empleos y proyectó a Altagracia en el ámbito nacional e internacional, porque su capacidad de servicio lo llevó a pertenecer a Defensa Civil, al grupo de rescate Servicio de Operaciones y Salvamento, porque se distinguió como uno de los fundadores del cuerpo de bomberos, institución que lleva su nombre, porque está en la memoria de los gracitanos como el hombre jovial, amigo de todos, porque como comandante de ese cuerpo estuvo al frente del radio maratón para lograr los recursos para la adquisición del carro de combate de incendios, porque gestionó la formación de los jóvenes que se incorporaron a este sueño hecho realidad, André Fourneau forma parte de Forjadores de Progreso.
@amandasaldivia