Amanda Saldivia.-
Con el nombre Epopeya de la Caridad tituló el Dr. Pedro Natalio Arévalo los apuntes sobre la creación del hospital San Antonio, una de las tantas iniciativas de ciudadanos ilustres que vivieron en esta población guariqueña y quienes, ante el dolor ajeno, accionaron para hacer realidad una institución dedicada al auxilio de los necesitados.
En el libro Calles, Sitios, Aleros de Altagracia de Orituco, el Dr. Pedro Natalio Arévalo, relata que para la creación del hospital San Antonio en el año 1903, fueron clave tres ciudadanos: el padre Sixto Sosa y los doctores Estanislao Landaeta y Pedro María Arévalo Cedeño.
Es que era apremiante hacer frente a la situación de salud que padecía la población, entre ellos soldados que fueron dejados abandonados en medio de la guerra Libertadora.
El primer encuentro fue en la casa del padre Sixto Sosa, un sacerdote que nació en Tinaco, estado Cojedes, el 20 de octubre de 1870 y quien llegó a esta población en febrero de 1903, luego de formarse en el seminario de Calabozo. Él fue designado párroco y vicario interino de Altagracia de Orituco y enseguida destacó ante sus superiores por las acciones que emprendió.
En la primera reunión fue designada la junta directiva del hospital San Antonio, la cual quedó integrada por el padre Sixto Sosa, presidente; el Dr. Estanislao Landaeta, vicepresidente; Manuel María Machado, Tesorero; Tomás Pérez, vocal y el Dr. Pedro María Arévalo Cedeño, Secretario.
La sede fue donada por la señora Rafaela Pérez de Machado, dueña de la casona que estaba en la cima del cerro Lucena, la cual, de acuerdo al registro de las Hermanas Carmelitas, había sido ocupada por el cuartel de las Fuerzas Nacionales que abandonó el lugar en agosto de 1903 y al mes siguiente fue inaugurado allí el hospital San Antonio.
Otro dato interesante aportado por la congregación de las Hermanas Carmelitas, es que el hospital se llamó San Antonio, porque se sustentó en la labor que ya hacía el anterior párroco Alberto González, quien junto a Susana Paz Castillo y otras damas de Altagracia, llevaban adelante el programa Pan de los Pobres de San Antonio, para socorrer a los enfermos.
Por eso, Susana Paz Castillo, ahora nuestra Beata Candelaria de San José, fue llamada inmediatamente por el padre Sixto Sosa, para que se integrara a la noble causa por los enfermos.
El Dr. Pedro Natalio Arévalo, cierra su relato sobre la creación del hospital San Antonio de la manera siguiente:
Así fue el inicio de la gran obra que abrió sus puertas a los desamparados y enfermos, el trece de septiembre de ese año y con esta luminosa divisa: “Dios es Caridad”.
Ese fue el tema de la semana en la serie de micro El Poder del Conocimiento, iniciativa de Promasorca, espacio para enriquecer los saberes con curiosidades, anécdotas e historias interesantes de nuestra región orituqueña y del mundo.
@amandasaldivia
Foto cortesía
Falcón Rojas
Recopilación El Cojo Ilustrado