Amanda Saldivia.-
El 28 de enero se celebra el Día del Cine Nacional para recordar que, para esa fecha, pero en el año 1897 se proyectaron en el teatro Baralt de Maracaibo las primeras películas realizadas en Venezuela, filmes del marabino Manuel Trujillo Durán. Fueron tituladas Un célebre especialista sacando muelas en el gran hotel Europa y Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo.
Usted seguramente recordará alguna producción venezolana, porque tal vez tuvo la oportunidad de disfrutarlas en las salas de cine de Altagracia de Orituco. Este pueblo se distinguía por las alternativas para disfrutar del llamado séptimo arte.
En esta población funcionaron simultáneamente cuatro salas de cine: Libertador, Ayacucho, Orituco y Atenas, la última en cerrar las proyecciones, producto entre otros factores, al avance de la tecnología, ese cine en casa por medio de los equipos de reproducción de videos betamax y VHS.
Algunos escritores apuntan que el cinematógrafo llegó a Altagracia en el año 1915. El Dr. Pedro Natalio Arévalo registró en su obra Calles, Sitios y Aleros de Altagracia de Orituco, que esa primera sala fue instalada por los hermanos Moisés e Isaac De Lima, quienes llegaron de Barcelona e inauguraron el cine Oriente.
Estaba en la calle Adolfo Chataing, era al aire libre, las personas llevaban los asientos y se proyectaban películas silentes, comúnmente llamadas mudas.
Sin embargo, fue para la década de los años 40, que los gracitanos pudieron disfrutar de la primera película con sonido. Se trató de la producción mexicana Allá en el Rancho Grande.
Cuenta el autor que fue un gran acontecimiento. La proyección se hizo en el teatro Ayacucho propiedad de los orituqueños Félix Calzadilla y Luis Emilio Infante. La sala estuvo llena durante días para disfrutar de las actuaciones de Tito Guízar, Rene Cardona y Esther Fernández, quienes protagonizaron esa película que proyectó las producciones cinematográficas mexicanas en el mundo.
Así que, si usted se pregunta, por qué la música mexicana tiene especial arraigo en Altagracia, es bueno que recuerde ese acontecimiento y que además hubo producciones cinematográficas en conjunto, que permitieron crear lazos entre Venezuela y México. Después llegó la radio y hoy en día, en pleno siglo 21, hay programas de música mexicana para complacer a la audiencia y todavía algunos piden Allá en el Rancho Grande.
Ese fue el tema de la semana en la serie de micros el Poder del Conocimiento, iniciativa de la empresa Promasorca para enriquecer los saberes con historias y anécdotas interesantes de esta tierra orituqueña y del mundo. Son transmitidos en el programa Tiempo de Cambios por Activa 104.9 FM.
@amandasaldivia
