Amanda Saldivia.-
Para la década de los años 40 había una tradición llamada Los Aguinalderos. Es que se produjo un cambio y las misas de aguinaldo tomaron las calles de Altagracia de Orituco. Esa es una de las 54 crónicas que contiene el libro El día en que un cometa chocaría con la Tierra, crónicas de Altagracia de Orituco, obra que recientemente bautizó en esta localidad Pedro Calzadilla Álvarez, periodista e historiador gracitano.
Relata el autor, que al finalizar las misas de aguinaldo salían a las calles con sus cuatros, maracas y tambores, para seguir la celebración que se transformaba en una verdadera festividad popular.
También se acostumbraba salir en patinatas por el parque Sucre o en cualquier otra calle donde el pavimento permitiera desplazarse en los patines, tradición que cree que provenía de Caracas, donde ya para esa época se acostumbraba habilitar pistas en las urbanizaciones.
Pedro Calzadilla Álvarez dice que las misas de aguinaldo tomaban las calles, porque aparte de los cantos y las patinatas, recuerda que “jóvenes y viejos hacían cola para disfrutar de las inigualables arepitas fritas de la señora Carmen Julia, que vivía cerca del mercado municipal”.
Así que imagínese el olor a esas arepitas, el montón de niños en patines y Los Aguinalderos, con los versos recopilados por el maestro Vicente Emilio Sojo, que dice:
Tun tun
¿Quién es?
Gente de paz
Ábrannos la puesta, que ya es Navidad
Hermosos recuerdos que Pedro Calzadilla Álvarez atesora a sus 89 años de edad y que los plasmó en este libro, para que sepamos que hubo una época donde las misas de aguinaldo eran en la madrugada y después salían Los Aguinalderos con sus cantos en alabanza al Niño Jesús.
Ese fue el tema de la semana en la serie de micro El Poder del Conocimiento, iniciativa de la empresa Promasorca, con la finalidad de enriquecer los saberes con historia, anécdotas y curiosidades de esta región orituqueña y del mundo.
@amandasaldivia