La tala de árboles se incrementa en la medida que escasea el gas doméstico y ya es común la venta de leña en las principales calles de Altagracia, porque las familias se han visto en la necesidad de migrar a la utilización de fogones con este tipo de combustible, desde que se acentuó la crisis en el criogénico de Jose, estado Anzoátegui y eso afectó el despacho a las tres distribuidoras asentadas en la zona: Radelco, Tomagas y Digas Guárico.
Aparte de las consecuencias a la salud, está el daño que causa al ambiente la tala de árboles para obtener la leña, incluso sin respectar zonas que deben preservarse, tales como el bosque de galería a orillas del río Orituco o lo que se consideraba la zona protectora de la urbanización El Diamante.
Para conocer el impacto de la deforestación consultamos a la profesora Marisela Saldivia, quien considera que debemos recordar que los “árboles son la principal fuente de producción de oxígeno y sobre ellos viven otras especies animales y vegetales…por eso el uso de la leña como combustible para cocinar causa un impacto no solo en nuestro sistema respiratorio, sino que tiene que ver con la pérdida de la vegetación, de especies, veremos suelos erosionados y poco almacenamiento de agua en el subsuelo”.
Agregó que de no superarse la escasez de gas doméstico, el proceso de tala continuará y tendremos grande zonas donde se evidenciará el proceso de desertificación, que no es otra cosa que suelos infértiles y sin producción, además de alterarse el ciclo hídrico.
Por último señaló, que las consecuencias no se ven en lo inmediato, pero hay países donde la tala producto de la carencia de gas doméstico generó aún más pobreza.