Amanda Saldivia
Desde que se activó la toma de fondo, tras la avería de los equipos que integran el sistema de bombeo del embalse Guanapito hasta la planta de tratamiento Chapaiguana, los niveles de turbiedad del agua son elevados y debe utilizarse sulfato de aluminio como parte del proceso de potabilización.
Sin embargo, cuando este producto no está disponible, se registran situaciones como las reportadas por el ingeniero químico Rodrigo Bolívar, habitante de la urbanización El Diamante de Altagracia y veedor de la Mesa de Diálogo del Observatorio Ciudadano La Gente Propone del grupo social Cesap, quien precisó que el agua que llegó el pasado domingo a la zona no estaba apta para consumo humano, porque tenía altos niveles de turbiedad y solo “trazas de cloro, muy bajos niveles de cloro residual”, eso de acuerdo a la medición que realizó.
Recordó que las normas de calidad son de estricto cumplimiento y que Hidropáez debe garantizar las sustancias químicas que se requieren para el tratamiento, entre ellas el sulfato de aluminio, porque dispensarla fuera de los parámetros establecidos es irresponsable.
El tema de la cantidad y calidad del agua en Altagracia comenzó a discutirse con más intensidad en el segundo trimestre de 2020, debido al deterioro acelerado del sistema de potabilización y distribución, el cual está vinculado a la falta de mantenimiento, además de la avería de equipos como fue el caso de los dos motores que se dañaron en la toma flotante del embalse Guanapito, uno en mayo y otro en septiembre.
De allí que distintas voces se eleven para expresar preocupación, entre ellas este ingeniero químico con experiencia en el área, quien en su condición de ciudadano ha expuesto el riesgo de enviar agua prácticamente “cruda” a la población, porque los altos niveles de turbiedad afectan el proceso de potabilización y aplicar cloro solamente, no garantiza que sea realmente potable.
@amandasaldivia