Padre Santiago: ante la realidad está la “fuerza transformadora del evangelio”

Padre Santiago: ante la realidad está la “fuerza transformadora del evangelio”

Amanda Saldivia.-

El padre Santiago León, guía espiritual de la parroquia eclesiástica Nuestra Señora de los Dolores, compartió la experiencia vivida en la II Asamblea Nacional de Pastoral, en la cual tuvo la responsabilidad de ser moderador, junto a la profesora Mariselis Ramos; además de elaborar el guion metodológico para el desarrollo del encuentro, en equipo con la licenciada Carmen Amelia Reyes de la Diócesis de Barcelona.

A este evento nacional, celebrado el pasado fin de semana, estuvieron presentes las diversas delegaciones de las arquidiócesis, diócesis e instituciones eclesiales del país y la finalidad, de acuerdo a lo declarado por el padre Santiago, fue “para escucharnos, para dialogar, para discernir y sobre todo hacer un proceso de integración que nos permita descubrir las intuiciones, las orientaciones, las líneas de acción que nuestra iglesia tiene que asumir en medio de estos cambios de época”.

Al contar la experiencia en la II Asamblea Nacional Pastoral, el padre Santiago señaló que la delegación de la Diócesis de Valle de la Pascua estuvo presidida por el Obispo Monseñor Ramón José Aponte y el Vicario de Pastoral, el padre José Antonio Tolosa, encuentro que fue aprovechado para presentar los trabajos que realizan en las distintas parroquias de esta región guariqueña.

“Nuestra parroquia tiene que ser misionera en salida para estos nuevos tiempos, una parroquia dispuesta al dialogar, acogedora, una que sale al encuentro del otro, de manera especial del más necesitado, una parroquia que se compromete en la caridad a expresar la fe, una parroquia que pone en medio de las realidades la fuerza transformadora del evangelio”, agregó el padre Santiago en declaraciones a la Web de Altagracia.

Compartimos el documento que resume las líneas de acción acordadas:

MENSAJE DE LA II ASAMBLEA NACIONAL DE PASTORAL

1.- Nosotros, miembros de la II Asamblea Nacional de Pastoral, reunidos de modo virtual y presencial del 8 al 10 de julio de 2022 como Iglesia (obispos, presbíteros, diáconos, miembros de la vida consagrada, laicas y laicos), que camina en comunión en Venezuela, convocados por Jesús, hemos querido escuchar la voz del Espíritu Santo, en el ejercicio de la escucha mutua, para soñar la Parroquia que queremos, y discernir la voluntad de Dios, en comunión con el Magisterio del Papa Francisco.

2.- Hemos podido constatar que desde hace mucho tiempo caminamos juntos, en sinodalidad, práctica impulsada con el Concilio Plenario de Venezuela; el camino preparatorio de esta asamblea, nos ha conducido por distintas etapas que nos invitaron a escuchar, dialogar, discernir y fructificar, ahora seguimos caminando con el compromiso de hacer realidad las mociones que el Espíritu Santo nos ha dado.

3.- Es necesario seguir atendiendo el llamado de Jesús a la conversión, que entre nosotros debe tocar lo personal, lo eclesial, lo pastoral, y lo social. La conversión dinamizará nuestros procesos de evangelización como Iglesia y hará que nuestras Parroquias, rostro más cercano y concreto de la Iglesia, sean auténticamente misioneras y en salida para los nuevos tiempos.

4.- Como Pueblo de Dios que peregrina en Venezuela vivimos y compartimos los gozos y esperanzas, las angustias y tristezas de cada uno de los hombres y mujeres de nuestras comunidades. Vemos con preocupación el dolor y el sufrimiento de nuestro pueblo. Estamos convencidos que podemos tener una mejor Venezuela, más fraterna, más humana, donde haya justicia y paz. Por ello, desde cada una desde nuestras Parroquias queremos ser constructores de un país, con un tejido social más justo y fraterno, queremos asumir el llamado a ser testigos del amor y la ternura de Dios y avivar la esperanza desde la opción misionera.

5.- Por ello la Parroquia, en donde peregrina una porción del Pueblo de Dios, está llamada a la conversión pastoral, responder con creatividad, bajo la guía del Espíritu Santo, a los desafíos del tiempo actual, ser comunidades fraternas, donde todos se sientan amados y acogidos y salgan a las periferias humanas y existenciales a anunciar a Jesucristo Resucitado, celebrando la fe y viviendo la caridad.

6.- La Iglesia es sinodal, y debe estar siempre en salida, de modo que todos nos sintamos involucrados en la misión que el Señor Jesús nos ha confiado, para llevar adelante, con decisión y valentía, nuestros compromisos bautismales. Renovemos nuestras estructuras pastorales, cambiemos aquellas que se han hecho caducas, “rememos mar adentro”, en las aguas profundas de estos nuevos tiempos, pero con un nuevo ardor, expresiones y métodos pastorales.

7.- La Parroquia que soñamos está llamada a evangelizar y ser evangelizada, a ser comunidad de comunidades sostenida por la espiritualidad de comunión, a celebrar los misterios de la fe como fuente de comunión y misión, solidaria y comprometida con todos, especialmente con los más necesitados, realizando obras de caridad, atendiendo a los cambios culturales, animando la promoción humana y el desarrollo integral, incidiendo en la transformación de las estructuras excluyentes y depredadoras de la Casa Común.

8.- Es urgente asumir como compromiso que en todas nuestras Parroquias se constituyan los Consejos Pastorales y Económicos, como estructuras que dinamizan la acción evangelizadora, siempre en apertura al Espíritu Santo que irá inspirando nuevas estructuras que impulsen la sinodalidad y misión, así como nuevos ministerios orientados a la evangelización y no solo a lo litúrgico sacramental. Así mismo asumimos el compromiso de que nuestras Parroquias sean entornos seguros, donde se salvaguarde y proteja a las personas vulnerables, desde una consecuente cultura del buen trato.

9.- La Parroquia que es casa y escuela de comunión, también es espacio privilegiado para la reconstrucción del Pacto Educativo Global, porque comprendiendo su dimensión profundamente educadora, reconoce en su acción evangelizadora y pastoral la misión de reconstruir el tejido social desde la educación.

10.- Todo el Pueblo de Dios es sujeto de la misión, entre los cuales los laicos tienen una gran responsabilidad desde su inserción en las realidades temporales, privilegiando la acción política, económica, científica, siendo fermento del Evangelio en ellas.

11.- ¡Vayamos al encuentro del hermano! caminemos juntos en la escucha, en el diálogo, en el discernimiento, en la misión, creando una nueva cultura del consenso, donde todos estén involucrados como Iglesia Pueblo de Dios.

12.- Vivamos con los demás, oremos con los demás, obremos con los demás, con todos, buscando el bien común, la fraternidad de los hijos e hijas de Dios y la amistad social, siempre con criterios de Evangelio.

13.- Si así lo hacemos, podremos decir que el ejercicio asiduo de la sinodalidad es un gran aporte de los cristianos católicos a la vida civil y pública. En nuestro contexto global, donde todo está conectado, la política sufre un gran desprestigio, la sinodalidad, es un estímulo más para fortalecer el compromiso con la gestación de una nueva sociedad, con base en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia.

14.- El Dios de la Vida, manifestado en Jesús, con la fuerza del Espíritu, nos conceda estar en permanente conversión para realizar los sueños que hemos discernido en nuestra Asamblea. Nos impulse a salir al encuentro de los hombres y mujeres de nuestras comunidades, comunicándoles con el testimonio de nuestra vida la alegría del Evangelio.

15.- Que María de Coromoto siga caminado con nosotros, pueblo de Venezuela, como lo ha hecho desde los inicios de la evangelización, y nos anime siempre al encuentro profundo, personal y comunitario con Jesús.

16.- Por ello, vayamos y hagamos de todos discípulos de Jesucristo (Cf. Mateo 28,19)

Caracas, 10 de julio de 2022

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