El pasado sábado 28 de diciembre se realizó la apertura diocesana del año jubilar en la Diócesis de Valle de la Pascua, presidida por Mons. Ricardo Barreto, ordinario del lugar y concelebrada por el clero diocesano.
Los ritos iniciales comenzaron desde la plaza Bolívar donde se congregaron feligreses venidos de diversos arciprestazgos de la diócesis, para luego salir en procesión con la Cruz jubilar hasta el atrio de la Catedral Ntra. Sra. de la Candelaria. Al llegar a la puerta de la catedral, Mons. Barreto levantó la Cruz jubilar pronunciando la antífona “Salve, cruz de Cristo, única esperanza”
Seguidamente la Cruz jubilar fue llevada por varios jóvenes hasta el lugar dispuesto dentro de la catedral, para su pública veneración, mientras se entonaban las letanías de los Santos.
Durante la homilía, Mons. Barreto expresó que “peregrinos somos todos, peregrinos de esperanza, y nuestra vida es un peregrinar, un avanzar hacia una meta. La vida es un peregrinaje, en el que se estaciona pierde, en el peregrinar hay que estar avanzado con la mirada puesta en la meta, y hay que saber hacia dónde”
“Estamos de paso en esta vida pero vamos hacia una dirección hacia un meta, y es precisamente la esperanza, que tiene un rostro y un corazón que es Jesús”, destacó Mons. Barreto
Para el prelado, nuestra esperanza no es algo que tiene que ver con el después, sino que tiene raíces en esta tierra, “esa meta que es nuestra esperanza vino precisamente primero a nosotros, es ese Niño que ha nacido en Belén, El Salvador, el es nuestra esperanza”
Destacó además que las esperanzas meramente humanas, llamadas utopías o ideologías, si defraudan. “Cuantas de estas han prometido lo que no han cumplido y han terminado en el fracaso. Pensemos en el social nacionalismo o el marxismo, prometieron el cielo en la tierra construyendo todo en una montaña de cadáveres. Estas terminaron en una absoluta decepción”
Enfatizó que “la única esperanza que no defrauda es la de Cristo Jesús, que llena todas las expectativas nobles, sanas, de una felicidad que plenifica, no la de un instante o modo pasajera”
Para finalizar exhorto que “de nuestra parte es necesario un corazón abierto para que la esperanza de Cristo pueda enraizar, meterse allí profundamente. Solo Cristo Jesús puede llenar todos los anhelos de felicidad qué hay en nuestros corazones. Estamos preparándonos para la construcción de un plan de pastoral providencialmente en el año jubilar, que nos permita ser sinodal, misionera con rostro samaritano”
El año jubilar ordinario fue inaugurado por el Papa Francisco con la apertura de la Puerta Santa el 24 de diciembre de 2024 y culminará el 06 de enero de 2026, bajo el lema “Peregrinos de la Esperanza”
Padre y periodista Pedro Pablo Aguilar @kefasar
