Amanda Saldivia.-
Las tradiciones evolucionan. Hay aspectos que se conservan y otros que pasan de moda. Para muestra las fiestas patronales de Altagracia de Orituco, ahora conocidas como Ferias. El historiador y periodista Pedro Calzadilla Álvarez, escribió una crónica sobre cómo eran esas festividades en los primeros años de la década de los años 40.
En su obra El Día en que un cometa chocaría con la Tierra, crónicas de Altagracia de Orituco, escribió que “las fiestas patronales, por su naturaleza, eran absolutamente lo contrario de Semana Santa, había música, parrandas, retretas todas las noches, fuegos artificiales, elevación de bombas de papel, piñatas, palos encebados, toros coleados. En fin, diversiones a granel y, por supuesto, derroche de alegría, de entusiasmo”.
De acuerdo al relato, la esencia parrandera se mantiene y los toros coleados, pero es muy raro ver en los sectores el palo encebado, por ejemplo, y llama la atención eso de elevación de bombas de papel, que eran globos aerostáticos construidos por las familias, esos que ahora se compran en diciembre.
Cuenta Pedro Calzadilla Álvarez que semanas antes de las fiestas patronales de Altagracia su papá los reunía y comenzaban a fabricar las bombas en el amplio corredor de la casa donde vivían, ubicada en la calle José Martí, lo que, para él, un niño de “menos de 10 años, eran tres o cuatro horas de felicidad, en medio de aquel despliegue de hojas multicolores de papel de seda. Era una auténtica fiesta”.
Explica que las labores consistían en unir con “un pegamento, hecho a base de almidón, pliegos, medios pliegos, cuartos y octavos de pliegos, para hacer los paños…de arriba a abajo hasta cerrar el círculo”.
También elaboraban el aro de metal para la boca con alambre liso y el “mechurrio” que “consistía en una pequeña bola de algodón o mopa con tres o cuatro patas de alambre y que, a la hora de soltar el globo, se fijaba en el aro de la boca”.
Otro dato interesante es que con la venta de esos globos se ganaban una platica, ellos y los hermanos Tulio y Héctor Mendoza, quienes los acompañaban todos los años en esa labor, bajo la supervisión de su papá que era el experto.
Era tal la importancia de esa tradición que en el programa de las fiestas patronales figuraba la elevación de los globos aerostáticos que era un “espectáculo fascinante, que cautivaba a todos y que se realizaba en la plaza Bolívar, al frente de la Iglesia Nuestra Señora de Altagracia.
Un momento que Pedro Calzadilla describe como mágico “¡poner a volar un artefacto multicolor de papel!
@amandasaldivia
Fotos cortesía de RRSS
No corresponden a Altagracia de Orituco, sirven de referencia.