Amanda Saldivia.-
La séptima entrega de Forjadores de Progreso, iniciativa de la empresa Promasorca como parte de la celebración del 25 aniversario, está dedicada a conocer más aspectos resaltantes de la familia De Angelis Profeta, inmigrantes italianos que se instalaron en Altagracia de Orituco, Guárico, a comienzos de los años 50.
En la publicación anterior, les contamos cómo fueron los inicios de la familia De Angelis Profeta en Altagracia, tierra que asumieron como propia, al punto de que nunca se plantearon vivir nuevamente en San Giorgio de Abruzzo.
El señor Donato hombre optimista que no veía obstáculos, sino oportunidades, se insertó en el campo de la construcción, y ladrillo a ladrillo levantó el edificio que sirvió para una de las inversiones clave: el hotel restaurante La Moderna, ubicado en la calle Chapaiguana, justo al frente de la planta procesadora de tomate La Gaviota, en la cual laboró como constructor.
El señor Donato siempre contó con el apoyo de su hermano Lorenzo, quien llegó a Venezuela en el año 1955, en el mismo barco en que venía Annunziata y sus tres hijos. En la construcción de la planta La Gaviota se relacionó con el señor Paolo Franceschelli, quien era el gerente y con quien hizo una gran amistad y recibió el apoyo para emprender los proyectos agrícolas. Igualmente la familia estrechó lazos con productores agropecuarios que bien temprano disfrutaban del café que tenía listo la señora Annunziatta desde las 4 de la madrugada, hora en la cual iniciaban la jornada del día. Además, en el hotel se hospedaban trabajadores de contratistas importantes, porque Altagracia para la década de los 60 y 70 tenía mucho movimiento relacionado con la construcción.
En esas conversaciones surgió el contrato para construir una piscina en la finca La Candelaria, propiedad del ingeniero agrónomo Rafael Ángel Canelón. El señor Donato no se imaginó que para el año 1983 sería suya, porque el dueño con quien mantuvo una amistad decidió ofrécesela en venta y él no lo dudó, porque tenía uno de los mayores regalos que recibió en vida: trabajar de la mano con sus hijos Luciano, Bruno y Giovanni, quienes no terminaron el bachillerato, porque desde niños querían era estar al lado de su padre, captando toda la sabiduría, el amor por el trabajo incansable para transformar sueños en realidades, esos que les permitieron también comprar para el año 1996 la empresa Promasorca, porque siempre buscaban invertir el dinero que obtenían de las siembras, para seguir creciendo como grupo familiar y generar hoy en día 200 empleos directos.
Al preguntarles cuál era la fórmula, Luciano, Bruno, Giovanni, Elisa y Marisela coincidieron: la unión familiar, haber tenido un padre que amaba trabajar, producir y una madre más recia de carácter que fortaleció los lazos entre ellos, que los quería tener siempre cerca para estar vigilantes de sus acciones y para que en medio de toda la faena de trabajo, hacer un alto los domingos, un juntos almorzar y disfrutarlos.
Este año 2021 la familia De Angelis celebra que Promasorca, una de las empresas del grupo familiar, cumplió 25 años. A pesar de la crisis económica siguen adelante y no pierden de vista otros proyectos, entre ellos la construcción de una planta procesadora de harina precocida de maíz y alimentos concentrados para animales.
Porque llegaron a esta tierra y la asumieron como suya, porque sus inversiones generan 200 empleos directos que impactan positivamente a esta región, porque son exitosos productores agropecuarios del Orituco y de sur de Aragua, porque siempre están prestos a colaborar con instituciones para mejorar la calidad de vida de los pobladores de esta tierra, porque a pesar de las dificultades económicas siguen adelante para mantener en pie el legado que construyeron junto a sus padres Donato y Annunziata, porque conservan la fuerza y la unión que les inculcaron, la familia De Angelis son parte de Forjadores de Progreso.
@amandasaldivia
